TORREDELCAMPO ANTE LAS DROGAS

Programa de prevención de drogodependencias comunitario dependiente del Ayuntamiento de Torredelcampo, y la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía

miércoles, 5 de agosto de 2020

DE ENFADOS Y OTRAS EMOCIONES….

Imagen de Gino Crescoli en Pixabay
No son iguales las emociones que los estados emocionales. Las primeras surgen a partir de la interpretación que hacemos de las cosas que nos suceden, son de corta duración, van y vienen marcando nuestro día a día pero sin persistir;  en los estados emocionales vivimos, de ahí que haya personas que muestran en su día a día un talante alegre, vitalista y optimista mientras que otras viven enfadadas, resentidas y con sentimientos agrios.

Esa forma de enfocar la vida afecta a nuestro interior, de forma que cuando realizamos valoraciones positivas o negativas sobre lo que nos sucede, nuestro organismo genera hormonas que nos ayudan a adaptarnos a la situación, vivir con plenitud y entusiasmo o por el contrario a situarnos en el foco de la negatividad. En este sentido la serotonina está vinculada al bienestar, al tiempo que disminuye la agresividad; la dopamina  con la felicidad, pero es peligrosa ya que podemos tomar decisiones de las que nos podemos arrepentir. Sin embargo, un exceso de tetosterona favorece la agresividad, mientras que el cortisol  destruye nuestro sistema inmunitario.

Ahora bien, es inevitable que en la interacción con otras personas tengamos encuentros desagradables a los que conviene saber hacerles frente, fundamentalmente para preservar nuestra salud física y psicológica, siendo este un rasgo muy cierto de que se tiene inteligencia emocional.

Imagen de Hanna Kovalchuk en Pixabay 
Algunas pautas para enfrentar enfados, malas caras, malos modos al tiempo que evitamos contagiarnos de este conjunto de emociones negativas:

Comprender que las personas nos enfadamos cuando sentimos que alguien trata de sobrepasarse con nosotros o nuestras cosas, por tanto intentar empatizar con el otro/a y valorar nuestra parte de responsabilidad.

Abordar el asunto de forma exclusiva, no incluir otros temas que nada tengan que ver.

Si la persona está muy enfadada, no entrar al trapo de provocaciones e intentar dejar la discusión para cuando esté calmada.

Evitar rumiaciones, es decir, no dar vueltas a lo que el otro/a ha dicho para evitar cargarnos de agresividad y agrandar el problema.

Si finalmente nos hemos contagiado del enfado y cargado de adrenalina y cortisol, lo mejor es tratar de dejar la discusión y calmarse. Ya se sabe dos no discuten si uno/a no quiere.

También podemos:
Ø      Hacer respiraciones profundas.
Ø      Irnos a dar un paseo a paso rápido para irnos regulando y  segregando endorfinas que nos van a permitirnos relajarnos.
Ø   Si tienes cerca  alguien de confianza y que sepa escuchar, también puedes hablar del problema evitando contagiar al otro.

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