TORREDELCAMPO ANTE LAS DROGAS

Programa de prevención de drogodependencias comunitario dependiente del Ayuntamiento de Torredelcampo, y la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía

jueves, 9 de febrero de 2017

LA EMPATÍA, UNA HABILIDAD QUE EMPODERA




(Extracto/resumen de la comunicación presentada al VII Encuentro Provincial de Profesionales de los Servicios Sociales Comunitarios por Mª del Rosario Duarte Trillo. Trabajadora Social. Equipo de Intervención Familiar Comunitaria. Centro de Servicios Sociales Comunitarios de Úbeda) 

Los profesionales que cuentan con una buena capacidad de escucha se manejan bien en la comunicación no verbal, saben cuándo pueden o no preguntar en una entrevista, regular y controlar de forma positiva y constructiva las emociones ajenas, beneficiando directamente las relaciones interpersonales. Estos profesionales son los que se pueden considerar empáticos haciéndolo a través de una forma educada, discreta y amable. Aquellos técnicos que no tienen esta habilidad dan la impresión de que son insensibles, fríos y proyectan un efecto negativo en los ciudadanos o que se muestran apáticos ante sus problemas. Saber manejar los sentimientos con mucha habilidad y controlarlos de forma adecuada es difícil, al igual que tener unos elevados niveles de autoconfianza, seguridad y autoestima. Una premisa para ser empático es conocerse y saber poner límites en cada una de las facetas de nuestra vida. De esa manera se puede evitar sufrir por otros o por uno mismo y no sentir en algunas ocasiones que se ha abusado de uno a nivel profesional o personal. En 1996 Giacomo Rizzolati descubrió unas neuronas en unos monos macaco, a las que llamó “neuronas espejo”, observando que se activaban cuando veían determinados movimientos y emociones expresadas por otro mono. Más tarde estas “neuronas espejo” fueron localizadas en la corteza cerebral frontal inferior humana, donde se encuentra el centro del lenguaje.

En un principio se pensó que simplemente se trataba de un sistema de imitación. Varias investigaciones han comprobado que estas “neuronas espejo” son las responsables de comprender lo que piensan y sienten otras personas a través de la escucha; de esa manera fomentan la empatía, además de que son las responsables del contagio emocional.

Se puede decir que una persona tiende a sentirse como se sienten las personas que están con él. La empatía es la capacidad de ponernos en el lugar de la otra persona, llegando incluso a sentirnos cómo se siente.

Las personas necesitan sentirse comprendidas, y no solo quieren escuchar, “te comprendo perfectamente”, “sé cómo te sientes”, sino que quieren ver y sentir que el profesional sabe cómo se encuentra en ese momento. La empatía se da en todos los profesionales en mayor o menor grado.

Es importante saber que podemos ir desarrollando esta habilidad. Cómo todos los hábitos, la mejor manera de adquirirlos en la infancia, y el mejor medio donde se pueden desarrollar es en la familia. La capacidad para la empatía se desarrollará más fácilmente en aquellas personas que han vivido en un ambiente en el que han sido aceptadas y comprendidas.

En definitiva, cuando las necesidades afectivas, emocionales y sociales han sido cubiertas desde los primeros años de vida. Los prejuicios nos son buenos: antes de juzgar hay que conocer, observar, escuchar a la otra persona. La importancia de la comunicación no verbal, de las miradas, los gestos, las expresiones faciales en general pueden llegar a ser más clarificativas y empáticas que las palabras.

Debemos dejar de ser impulsivos pues ello nos impide ver el problema de forma objetiva. Hay que saber dar mensajes empáticos durante la comunicación: “entiendo que te encuentres así”, “imagino por lo que estás pasando”, “comprendo tu situación”. La empatía favorece las buenas relaciones humanas en general. Facilita la comunicación fluida, la comprensión y el buen entendimiento entre las personas.

La falta de empatía produce frustración, ira, desasosiego. Si tenemos un alto nivel de empatía, más crece nuestra inteligencia emocional ("una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual), modifica nuestra experiencia práctica y el entendimiento con nosotros mismos y así llegaremos mejor a comprender a las personas con las que trabajamos. La empatía es un recurso fundamental para la resolución de conflictos. Ayuda a disminuir los estados emocionales desagradables, como el enfado y la tristeza.

Pero también nos ayuda a reforzar los estados emocionales agradables, como la alegría y la felicidad que son los estados que hay que potenciar. A través de la empatía se puede recoger más y mejor información y se pueden identificar mejor las emociones de la otra persona, además de ayudar a comprender puntos de vista diferentes al nuestro.

 Servicios Sociales Info Número 111 Enero 2017